Cuenta la historia que un chico llamado Tin, hizo una viaje muy largo para encontrar a un maestro que podría señalarle cual es la verdad de la vida.
A este Maestro lo llamaban Chan.
Tin, siguió las indicaciones que varias personas le dieron ,y estas personas le resultaron de fiar.
Cuando llegó a donde le dijeron, se encontró con un señor que iba acompañado de un chico joven.
Tin le preguntó a ese señor: Disculpe, busco al maestro Chan. ¿puede decirme donde encontrarlo?
Este señor le contestó: Sigue el camino hacia abajo todo recto. Por allí terminarás encontrándolo
Cuando el joven Tin se fue por donde le indicó, el joven que acompañaba a este señor le preguntó al mismo. Chan ¿Por qué no le ha dicho que usted es la persona sobre la que le hablaron?
Chan contestó: Le han dicho que busque al maestro Chan. No se como puedo ser yo un maestro. Cuando lo miro a el me veo a mi, no veo diferencia real alguna entre los dos. Lo que yo soy el lo es, no puedo ofrecerle que sea algo que no sea ya. Así pues, ¿Cómo podría ser yo un maestro?
Cuando Tin llegó a la zona donde lo enviaron ,comentó lo que le había dicho este señor mas arriba ,y entonces le dijeron que era Chan quien lo había mandado a buscar al maestro en otro lado.
Tin volvió y se sentó en la presencia de Chan, que estaba fumando en una kiseru una cantidad pequeña de tabaco.
Tin comento: Vaya ,veo que usted fuma. Chan contestó: Usted me ve fumar
Chan se quedó en silencio mirando fijamente a Tin ,y Tín se quedo en silencio mirando fijamente a chan.
Después de estar varios segundos los dos en este estado silencioso, Tin se levantó y dijo: MI pregunta sobre la vida se a evaporado, mi impulso a buscar se ha extinguido, y si no queda rastro alguno que desee buscar la verdad, ¿Cómo puedo creer que existe un maestro que me la indique?
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